El hilo conductor es el protagonista, Fabián Cartujano, que cuenta sus memorias a través de un recurso inicial: ya padre de familia, lleva a sus hijos a la tierra donde nació y creció. Se suceden los episodios de su niñez y adolescencia con gran riqueza de personajes y a través de escenas y episodios llenos de vivencias. A lo largo de la narración se descubre la situación del campo español, las duras condiciones de los aparceros, los oficios y tareas de un mundo cerrado y autosuficiente con límites bien definidos con respecto al ámbito urbano (los pueblos cercanos), como contexto más amplio en el que se inserta ese mundo de los cortijos. Y al mismo tiempo, se recrea vivamente la cohesión familiar y social de esos hombres y mujeres, algo que les permite mantener la dignidad y las ilusiones de progreso en su lucha por la vida. A través de la educación sentimental y de la evolución del protagonista (despertar de la sexualidad, paulatina madurez desde el seno de la familia y su enfrentamiento con el mundo circundante, etc.) Se advierten unos valores fieramente asumidos como elementos de identidad y de supervivencia y se refleja una forma antigua de vivir en una zona notablemente deprimida de la España de entonces.El ritmo vital lo marca el paso de las estaciones, con sus labores campesinas, sus fiestas y celebraciones
