"Temo las decepciones. Por eso, cuando sobrevolaba las montañas que rodean la ciudad de Bergen me asustaba pensar en la posibilidad de que aquel viaje que con tanta ilusión habÃa preparado me defraudara. Todo ese territorio abrupto que se extendÃa debajo de mà se encontraba parcheado aquà y allá de manchas de una nieve que, en ese momento, empezaba a desaparecer. El frÃo, instalado en la comodidad inocua del interior del avión, podÃa casi sentirse más allá de las vidrieras plastificadas que nos aislaban... Abrà un folleto que explicaba al detalle las caracterÃsticas de los barcos de Hurtigruten y de la ruta que, dÃas más tarde, iba a emprender hacia el norte del paÃs... HacÃa mucho tiempo, casi veinte años, que no visitaba unos paÃses cuyas sociedades siempre se habÃan presentado como modélicas para el resto de Europa. En mi fuero interno, mientras el avión continuaba su pausado descenso hacia el aeropuerto de Bergen, me preguntaba qué quedarÃa de aquello, y si la oleada de desinhibición que asolaba otras latitudes también avanzarÃa constante en Noruega o Finlandia." Asà comienza un libro en el que León Lasa nos hace partÃcipes de nuevo, al socaire de un viaje hacia el septentrión europeo por las costas de Noruega y por Laponia, de su percepción de una realidad cambiante e incierta, de un paisaje todavÃa abrumador, y de unas gentes distantes y a la vez cercanas.