AA.VV
Pocos nombres del hispanismo, si algún otro hay, suscitan tanto consenso como el de Alberto Blecua, por la excelencia de su labor, su papel como renovador -y aun refundador- de determinadas áreas de la disciplina, la amplitud de su magisterio y la decisiva impronta de su personalidad en todos aquellos, grandes e chicos, que han tenido el placer de tratarlo y de aprender con él. Alberto Blecua no merece un homenaje, sino muchos. El que el lector tiene en sus manos es uno de los posibles: el que le brindan quienes se han formado cerca de él, en su estela. A todos nos une una relación estrecha con el maestro, ya fuese como alumnos en la etapa de formación, ya posteriormente en las sendas de la investigación y la carrera profesional, con el eje vertebrador que ha supuesto Prolope, el grupo de investigación que puso en pie hace veinte años. Aunque él haya preferido definirse siempre como un investigador solitario, ha sido capaz de tutelar un proyecto que ha orquestado muchas voluntades, anhelos y resultados y que ha generado vÃnculos inquebrantables. De sus discÃpulos y más estrechos colaboradores surge, llegado el momento de su jubilación como catedrático de literatura española de la Universitat Aut.noma de Barcelona, este homenaje con el que queremos demostrarle todo nuestro reconocimiento y afecto. Desde luego que en los trabajos aquà reunidos también hay, de forma implÃcita, un retrato de Alberto Blecua. La atención a asuntos relacionados con el Libro de buen amor, la crÃtica textual, la poesÃa del Quinientos, Cervantes o Lope, no menos que el sesgo con que se leen, entienden, sitúan y explican las obras literarias deben buena parte de su impulso a lecciones aprendidas de él. Todas las contribuciones se han escrito teniéndole en mente. Por supuesto, la suma de los discÃpulos no iguala al maestro; quizás alcanza a ver algo más lejos porque se encarama sobre sus hombros. Los artÃculos se ordenan cronológicamente, en un recorrido que abarca del siglo XIV al XX. El tÃtulo, que se acoge a un verso de sobras conocido (quizá habrÃa sido más del gusto del homenajeado alguno de Burguillos, Padilla o Argensola), quiere poner el volumen bajo la advocación de fray Luis, a quien dedicó un luminoso estudio y de quien conoce alguna que otra composición inédita.