En Las aguas del río nos encontramos con la interesante poesía de una autora cuya voz lírica sólo conocíamos a través del cuidado volumen que , en 1966, se había publicado en las ediciones de El Toro de Barro que con tanto acierto dirigía Carlos de la Rica desde Carboneras de Guadazaón. Aquella voz, concisa y profunda, prometía mucho pero -con la excepción de algunas ocasiones en que poemas de Gómez Bedate aparecieron en publicaciones colectivas- no habíamos tenido ocasión de volverla a oír pues la autora se ha entregado, a lo largo de su fecunda carrera, académica, a la tarea de interpretar, traducir y estudiar a los maestros de la literatura occidental que han sido objeto de sus investigaciones y trabajos. En Las aguas del río lo sencillo y directo de la palabra no oculta el largo aprendizaje de la autora en su contacto con la literatura occidental y constituye un ejemplo notable de cómo la vida cotidiana y la observación psicológica puede dar origen a una poesía culta que recurre, para su expresión, a símbolos universales como lo es el fluir de las aguas de un río. Pilar Gómez Bedate, qu
