Katherine Philips, que en su época gozarÃa de celebridad al ser considerada el apóstol de la amistad femenina, a la vez que ejemplo de excelencia literaria y moral para las mujeres escritoras de generaciones posteriores, demostró, con su propio ejemplo, que la mujer debÃa cultivar su mente como un fin en sà mismo, y contribuyó a la renovación del lenguaje poético que tuvo lugar en la segunda mitad del siglo XVII en Inglaterra.